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12 de julio de 2013

La fruta que quema la grasa??

Existen multitud de falsas creencias en que ciertas frutas poseen propiedades adelgazan o queman grasa, lo cierto es que no hay ninguna fruta que nos haga perder peso. Pero si que nos pueden ayudar bastante a no coger peso.

Las frutas quemagrasas mas populares han sido por excelencia la piña, el pomelo y la manzana. Existen falsas creencias desde hacer dieta solo a base de una fruta hasta tomarla en ayunas para adelgazar. Algunas de estas estrategias tienen resultados positivos a corto plazo de perdida de peso, pero nefastas consecuencias a medio y largo plazo.

Hacer las típicas dietas depurativas de estar varios días solo comiendo fruta, no tiene mucho sentido. Estamos limitando el aporte de nutrientes importantes y tendremos una alimentación muy deficitaria, el ser humano no es una especie herbívora que se alimente de solo de fruta. Es cierto que la fruta es muy baja en grasa, pero esto no es tan importante como el aporte calórico total en carbohidratos simples o de índice glucémico elevado, al final es como consumir grandes cantidades de glucosa y fibra que no pueden llevar a estados de hiperglucemia con almacenamiento en forma de grasa con el excedente.

Por otra parte comer solamente fruta, a pesar de generar picos de glucemia en sangre, puede suponer una dieta hipocalórica que nos hará perder peso en poco tiempo, pero que a medio plazo determinará un coste metabólico menor y la entrada en un mecanismo ahorrador de nuestro organismo, necesitando cada vez menos calorías y acumulando grasa de forma más eficiente. El final lo único que conseguiremos es un organismo con el sistema inmune debilitado, ahorrador y fatigado a la mínima exigencia de ejercicio físico.

Consumir determinadas frutas pensando que por alguna alquimia misteriosa quemarán grasa, es un criterio sin fundamento alguno. Todas las frutas o zumos aportan calorias, todas aportan energía, ninguna quema la grasa. Lo que si es cierto es que determinadas frutan tienen propiedades interesantes para conseguir pautas de alimentación mas equilibradas, saludables y que nos ayudarán al menos a no ganar peso.

En este sentido, la piña contiene bromelina, que es una enzima con acción proteolítica (que rompe las moléculas proteicas) para una mejor asimilación de los aminoácidos que las componen. Esta encima se encuentra en altas concentraciones en el tronco de la piña que es la parte más fibrosa, por tanto aporta gran cantidad de fibra con efecto saciante y mejora la digestión, pero no adelgaza.

De las frutas ácidas, el pomelo siempre ha sido una de las frutas más utilizada en las clásicas dietas de adelgazamiento. Se pensaba que consumido en ayuno quemaba las grasas, una creencia totalmente falsa y sin sentido alguno. Si es cierto que posee excelentes propiedades antioxidantes y que actúa como diurético y laxante, ayudando a depurar nuestro organismo. Por otra parte, estas frutas acidas como la naranja o el limón combinados con alimentos de pH básico como la leche puede causar digestiones difíciles.

La sandia, nos aporta gran cantidad de agua, tiene pocas calorías pero su glucemia es muy elevada, es decir, es como si estuviéramos consumiendo prácticamente agua con azúcar. Esta fruta es muy adecuada para favorecer la recuperación inmediatamente posterior al ejercicio cardiovascular, aporta azucares de rápida asimilación y nos hidrata. Si te das cuenta, por esta razón se suele dar a corredores al final de una prueba.

La única fruta que no aporta calorías… es la que se queda en el plato.

Beneficios de las frutas que nos ayudan a perder peso

- Las frutas consumidas entre horas nos ayudan a regular los niveles de glucemia, sobre todo aquellas de moderado y bajo índice glucémico, evitando la sensación de hambre y evitando situaciones de gula.
- Combinadas con ciertos grupos de alimentos favorecen los procesos digestivos.
- Aportan fibra dando sensación de plenitud y descendiendo el índice glucémico de los hidratos de carbono

Primeros días en el gimnasio: poco peso y mucha técnica

Los primeros días en el gimnasio son muy peculiares. Si tenemos un monitor que se ocupe de nosotros, podemos ir haciendo y comprendiendo las cosas bien. Si por el contrario estamos solos, podemos cometer muchos errores, como el de intentar coger mucho peso, en detrimento de la técnica.

Como en todos los deportes, primero tenemos que aprender la técnica, luego llegará la intensidad. Las primeras semanas de entrenamiento en musculación merece la pena coger poco peso y aprender bien la técnica. Esto nos permitirá, conforme vayamos metiendo intensidad, evitar lesiones y trabajar el músculo de forma correcta.

Tampoco se trata de coger mancuernas de un kilo que no nos ofrecen ninguna resistencia, pero debemos intentar que en esos primeros días el peso no sea tan alto como para hacer que aparezca una fatiga prematura y nos estropee la técnica.

Creo que muchos de nosotros hemos cometido el error de querer coger mucho peso ante todo, para no ser el novato del gimnasio que coge poco peso. Lo inicios son difíciles y hay que tener mucha paciencia. Aprende bien cómo se hace cada ejercicio, mira videos en internet, fíjate en gente experimentada en el gimnasio y no te cortes en pedir ayuda al monitor, para que supervise tus movimientos.

El espejo también es un buen ayudante en estos primeros días de entrenamiento, nos irá guiando en los movimientos y podemos ir corrigiendo errores.

Es normal que seamos un poco impacientes cuando empezamos en el gimnasio y en los primeros días querer “macharnos”, pero si vamos a tomarnos en serio esta disciplina, primero toca aprender la técnica, tu cuerpo y tu entrenamiento, a la larga, te lo agradecerá.

10 de julio de 2013

Ejercicios: Congestión muscular e hipertrofia

“Al final de cada serie siento como el músculo va aumentando de tamaño”, “un ejercicio mas para bombear”… son comentarios clásicos de los entusiastas de este principio del culturismo, pero… ¿tiene fundamento?

Si, es cierto, al entrenar con sobrecargas, al finalizar varias series de un ejercicio (sobre todo cuando se manejan cargas ya significativas) notarás como el músculo ha crecido de tamaño, está mas voluminoso, aumenta la vascularización e incluso puedes percibir una limitación en la movilidad. Muchas personas piensan que esto es una hipertrofia muscular en toda regla y que el músculo comenzará a crecer sin parar cada vez que entrenen la fuerza.

Pero esto es tan solo una ilusión, hay que tener claro que esto es tan solo un efecto momentáneo, un ajuste, una “huella fisiológica” que desaparece al poco tiempo de dejar de aplicar la carga de entrenamiento. Esto tiene su explicación y desde luego, no es un aumento de la masa muscular, de las unidades contráctiles, este proceso jamás sucede de forma inmediata, pero no solo esto, sino que además, en contra de lo que se suele pensar, un excesivo trabajo de congestión muscular limitará el desarrollo muscular.

Con las contracciones musculares repetidas la demanda metabólica del músculo aumenta; necesita nutrientes, moléculas para la actividad metabólica, expulsa productos de desecho, etc., y quien se encarga de favorecer estos procesos es la sangre, en ella van todos los productos que el músculo necesita, por tanto, cuando activamos un músculo la sangre acude allí, es lo que se denomina la “redistribución del flujo sanguíneo”. Por una parte acude mayor cantidad de sangre, pero además, debido a la intensidad de las contracciones se produce una oclusión del flujo, el resultado después de varias contracciones es que el músculo se llena de sangre y se produce una congestión muscular local momentánea. Es decir, el músculo aumenta de tamaño por un aporte extra de sangre que se queda retenida, por esta razón aumenta su volumen y los capilares de la zona.

Esta estrategia de aumento momentáneo del volumen y la vascularización del músculo la utilizan muchos culturistas justo antes de salir a competir. Realizan varias contracciones intensas (normalmente con un tensor o con una toalla con el compañero) para conseguir bombear sangre al músculo y salir al escenario con el músculo grande y voluminoso. Normalmente suelen hacerlo en los músculos del brazo; bíceps y tríceps.

Se puede comprobar como a los pocos minutos de finalizar el entrenamiento, esa sangre sale del músculo y vuelve a su volumen original. Muchos culturistas piensan equivocadamente que este efecto momentáneo produce una hipertrofia duradera, así que vuelven a realizar otro ejercicio más, unas series extras, sin embargo esto tan solo conseguirá agotar al músculo y reducir su recuperación, ya que estaremos limitando el riego sanguíneo al prolongar esta congestión muscular local. Y por otra parte se pasa a un trabajo mas de resistencia a la fuerza que de fuerza submáxima, el resultado final es un tipo de entrenamiento poco efectivo.

Para resumir y aunque puede provocar cierta confusión, lo cierto es que la congestión muscular no es la responsable del desarrollo de la masa muscular, pero sin congestión no es posible la hipertrofia. Os explicaré esta frase para que así finalmente, tengamos una visión clara de este principio veterano en el mundo del culturismo.

Para conseguir un entrenamiento suficiente que estimule al desarrollo muscular, es necesaria una contracción muscular intensa ya que a mayor intensidad, mayor daño estructural y consecuentemente, mayor regeneración del tejido muscular y ya apuntaba anteriormente que una de las causas que produce la citada congestión muscular son las contracciones musculares intensas, que llegan a producir una oclusión del flujo sanguíneo, por tanto el que exista una congestión muscular será indicativo de que se alcanza una contracción lo suficientemente intensa como para producir el estimulo de hipertrofia deseado. Así que cuando realices tus series y notes como se produce una congestión muscular, piensa en que habrás utilizado una intensidad adecuada, el entrenamiento ha sido efectivo, al final la congestión muscular es solo un efecto pero no una finalidad. Es más, una vez que se consigue la congestión, es muy efectivo relajar al músculo, movilizarlo, “sacudirlo”, con la intención de eliminar esa congestión cuanto antes, si favorecemos la circulación, conseguiremos que el músculo se limpie de metabolitos de desechos, elimine acidez, y consiga nuevos aportes de energía con la sangre nueva, pero si no favorecemos este flujo continuo y se mantiene la congestión para la siguiente serie, tan solo estaremos limitando la capacidad de trabajo del músculo y con ello el rendimiento.

Si llegados a este punto, donde el músculo ha recibido su estímulo de intensidad y se encuentra congestionado, te decides por añadir un ejercicio más, unas series extras, para continuar con esa congestión muscular y llenar tu ego viendo como tu músculo se llena hasta notar que casi explota de sangre, entonces tu ego será muy elevado pero tu entrenamiento habrá dejado de ser efectivo. Con estas series extras, si, conseguirás quizás mas congestión pero desde luego no mayor hipertrofia, conseguirás vaciar al músculo de glucógeno, fatigarlo hasta la extenuación, llenarlo de ácido láctico, conseguir mayor inflamación y todo esto, tan solo repercutirá en una recuperación más prolongada, un sobreentrenamiento, un daño en los componentes estructurales y tu lesión no tardará en aparecer. Son lo típicos que se tiran horas y horas en el gimnasio “bombeando” al músculo y al final, no consiguen una hipertrofia muscular y si un sobreentrenamiento con alguna lesión.

“No entrenes duro, entrena inteligentemente”

Si eres un poco inteligente, consigue tu entrenamiento de alta intensidad, nota la sensación de la congestión muscular y… finaliza tu entrenamiento.

Correr en verano: Crea tu plan de hidratación

Hay muchos runners que utilizan para las competiciones de resistencia el método que propone la “International Marathon Medical Directors Association” (IMMDA) que no es más que confiar y escuchar al cuerpo e hidratarse cuando notemos que tengamos sed.

Esto es un método tradicional y muy empleado por muchos pero eso no significa que funcione perfectamente.

En competición, muchas ocasiones, estamos centrados en el ritmo, el compañero, el viento, el perfil, la estrategia,…y se nos olvida beber. Cuando nos queremos dar cuenta, nuestro rendimiento disminuye y llegamos a meta completamente deshidratados. He visto muchas más deshidrataciones y problemas físicos de corredores siguiendo el “método de la sed” que con un buen plan de hidratación.

Aunque parezca complicado elaborarlo, siguiendo estos pasos sencillos que os explico a continuación, podremos tener nuestro plan listo para la siguiente competición.

El objetivo del plan es beber la cantidad de líquido que necesitamos ante una competición. Para ejecutarlo, debemos hacer una estimación del líquido que perdemos mientras estamos compitiendo. Para ello, realizaremos una medición de líquidos un día de entrenamiento con unas condiciones climáticas y un perfil de carrera similares al día de la competición.

Para comprobar el líquido que perdemos, vamos a realizar un entrenamiento de una hora de duración con una intensidad similar a la de la competición. Antes de salir a correr, nos pesamos en la báscula sin ropa y anotamos el número.

A partir de este momento, no vamos a orinar ni ingerir líquidos hasta que terminemos el ejercicio. En el caso de querer beber durante el ejercicio, no es problema, pero debemos saber la cantidad de líquido ingerido porque después se la añadiremos.

Una vez haya terminado el entreno, nos quitamos la ropa, nos secamos, volvemos a pesarnos y anotamos el peso.

La mayoría de peso perdido durante el ejercicio es líquido, por lo tanto, simplemente debemos pasarlo a mililitros y ya tendremos la cantidad de líquido que debemos ingerir en la competición. En el caso de haber bebido durante debemos añadirlo para conocer las necesidades exactas.

Por ejemplo, tenemos a una chica que da un peso de 65 kg pre-entreno. Realiza un entrenamiento de una hora y bebe 250ml de agua a mitad del ejercicio. A finalizar el entreno pesa 64,1kg. Ha perdido 0,9 litros y ha bebido 0,25l por lo que su pérdida de líquido ha sido de 1,125 litros. Esta chica, debería reponer, aproximadamente, un litro de agua.

Con estos datos, tendremos nuestro plan de hidratación y será muy difícil que podamos sufrir una deshidratación y que perdamos rendimiento.

Recordar, si la competición tiene una duración de más de una hora, añadir a vuestro plan bebidas con carbohidratos simples o geles para poder obtener el mejor rendimiento posible.

7 Consejos Rápidos que me Ayudaron a Perder 100 Libras

Por Bud Jeffries

Bud Jeffries es un Strongman espectacular que ha pasado gran parte de su vida preocupado simplemente por aumentar su fuerza, no por controlar su peso. Hace algún tiempo decidió rebajar su peso corporal, y aunque no acabó precisamente con un físico delgado o estético según los estándares actuales, si que perdió bastantes kilos.

Bud Jeffries. No he podido encontrar fotos del “último después”, pero el cambio es apreciable

Estos son algunos consejos sacados de su blog y que creo que pueden ser útiles para cualquiera que esté intentando perder peso.

A continuación, habla Bud:

Aquí tenéis 7 consejos que me ayudaron a perder 100 libras (45kg) de peso.

1. Haz Cambios Lentos

Siempre que he intentado hacer dieta para perder un montón de peso he hecho cambios radicales. Es innecesario y doloroso, sabotea el progreso y no te pone en el camino de mantener lo que has perdido. Tan pronto como paras vuelves a ganar el peso.

2. Dos Comidas al Día

Aprendí esto del culturista de los viejos tiempos Bernard MacFadden. La mayoría de nosotros come por el reloj aunque no estemos hambrientos. Para la mayoría de la gente, dos comidas al día permiten experimentar la suficiente sensación de hambre para comer de verdad, pero no tanto que pierdas la cabeza y te comas 10.000 calorías. Para muchos es la mejor combinación de satisfacción a la vez que se mantienen las calorías bajo control.

Nota: Esto coincide con el método “garrulogains” el cual personalmente sigo desde hace mucho y va estupendo. El hambre te hace disfrutar de la comida cada vez, sin llegar a ser desesperante.

3. Come Cuando Tengas Hambre

Obviamente está relacionado con el punto dos, pero es necesario leerlo. Cada día varía en cuanto a la hora en que vas a sentirte hambriento dependiendo de la digestión y el nivel de actividad. Aprende la diferencia entre hambre y sed y cuando de verdad el cuerpo quiere algo en lugar de ser sugestiones provocadas por el reloj o la gente que come comida basura a tu alrededor.

4. Aumenta el Agua

Mucha gente se bebe una parte demasiado alta de sus calorías diarias (bebidas azucaradas, etc.) y creo que la mayoría de nosotros están aún un poco deshidratados. Quizás no aquellos que entrenan de forma activa, pero si la gente normal. Aunque ahora hay algo de ciencia que dice que beber montones de agua al día no es bueno, necesitas bastante agua.

5. Aumenta los Vegetales

Es bastante impactante ver cuan pocos vegetales come la gente. Y hablo de vegetales reales, no de crema de maiz o de patatas enlatada -eso no cuenta. Los vegetales tienen montones de nutrientes, ayudan a llenarte y no puedes excusarte del hecho de que son buenos para ti. Además necesitas comerte unos 45 kg de espinacas para tener las mismas calorías que en una barrita de caramelo.

6. Equilibra los Macronutrientes

Realizo rotaciones de macronutrientes de vez en cuando -proteínas, carbos, grasas, etc. Me reservo el derecho a experimentar con ellos y tú también debes hacerlo, pero para la mayoría de la gente la mayoría del tiempo, van a tener mejor energía, satisfacción y desempeño con cantidades moderadas de cada uno de ellos, no con la eliminación total de cualquiera de ellos.

7. Haz Trampa a tus Objetivos

Creo que lo más inteligente es utilizar comidas que te gustan para mantenerte saludable, pero todos van aún a querer alguna magdalena o algo parecido de vez en cuando. Así que cuando estás haciendo las cosas bien – ejercitarte, comer, dormir, etc, ocasionalmente puedes incluir aquella cosa que quieres comer pero sabes que no es buena para ti. Generalmente una subida de calorías realizada de forma intermitente no va a hacer daño, puede de hecho a ayudar, y la vida es demasiado corta para ver cualquier cosa que hagas como una obligación permanente.

Una pérdida de peso grande forma parte de la vida. Asegúrate de construir la vida que de verdad quieres.

Si queréis ver las proezas de fuerza de Bud, podéis pasaros por la página de facebook de Bud Jeffries.

Artículo traducido del original “7 quick tips that helped me lose 100 pounds” por Bud Jeffries.

Publicado en  masfuertequeelhierro.com

2 de julio de 2013

High Intensity Interval Training (HIIT): el mejor cardio para quemar grasa

¿Eres de los que cuando piensa en cardio imagina horas y horas de ejercicios interminables sobre la elíptica? Tengo una buena noticia para ti: hay un método de cardio que además de tomar mucho menos tiempo, es mucho más efectivo para quemar grasas. Conocido por las siglas HIIT (de High Intensity Interval Training – Entrenamiento a intérvalos de alta intensidad), en este artículo aprenderás todos los conocimientos básicos para llevar a tu cuerpo a un nuevo nivel de condición física.

¿Qué es el entrenamiento HIIT?

El HIIT consiste en la alternancia de ejercicios de alta intensidad y otros de baja intensidad. Por ejemplo, correr durante 30 segundos y después caminar durante 60 segundos. El entrenamiento a intérvalos de alta intensidad puede realizarse de forma anaeróbica (en el gimnasio con pesas, por ejemplo) o aeróbica (con ejercicios cardiovasculares).

¿Por qué es HIIT el mejor cardio para quemar grasas?

Solía creerse que el “estado estacionario” del cardio era la mejor vía para quemar grasas porque, relativamente, la grasa consumida por el cuerpo como energía es mayor durante ejercicios de baja intensidad que en intensidades más altas. La zona de ritmo aeróbico (la zona de ritmo cardíaco en la que se consume mayor cantidad de grasas) que aparece en la mayoría de equipos de cardio es un mito y equivale a un 60-65% del máximo ritmo cardíaco, sin ser óptimo para quemar grasas. Es cierto que se queman más grasas en relación con el glucógeno cuando sales a dar un paseo, pero lo que realmente importa es quemar grasa total. A intensidades de ejercicio más altas, la cantidad de grasa quemada es mayor, aunque la proporción con el glucógeno sea menor. Además, el entrenamiento a intérvalos te permite realizar ejercicio a alta intensidad durante un período de tiempo mucho más prolongado que el “estado estacionario”, por lo que acabas quemando más grasas.

Como bono adicional, hay un efecto post-combustión conocido como EPOC (Excess-Post Exercice Oxygen Consumption – Exceso de Consumo de Oxígeno Post-Ejercicio): hasta 24 horas después de un entrenamiento HIIT, tu metabolismo sigue consumiendo grasas, mientras que con otro tipo de entrenamientos no hay quema de grasas posterior.

Otros beneficios HIIT

Hay una serie de grandes beneficios en el entrenamiento a intérvalos de alta intensidad, que además de quemar una gran cantidad de grasa incluyen:

Aumento de la capacidad aeróbica – La cantidad de oxígeno que su cuerpo puede utilizar (consumo de oxígeno) se incrementa, por lo que la capacidad aeróbica general aumenta de forma más rápida que con ejercicios de baja intensidad.

Aumento del umbral de lactato – La capacidad de controlar la acumulación de ácido láctico en tus músculos aumenta.

Mejora de la sensibilidad a la insulina – Los músculos tienen mayor capacidad para absorver la glucosa, evitando que esta vaya a los almacenes de grasa

Efecto anabólico – Algunos estudios demuestran que el entrenamiento a intérvalos de alta intensidad combinado con el consumo de un mayor número de calorías que las quemadas favorece la creación de musculatura. Lo contrario ocurre con el cardio de “estado estacionario”, que a largo plazo es catabólico.

Tabla de ejercicios HIIT

*Si eres principiante, sólo es recomendable iniciar HIIT en una sesión de cardio de un máximo de 20-30 minutos entre un 70-85% de tu frecuencia cardíaca máxima.

Simple pero efectivo: 60 segundos a sprint, 120 segundos a pie

Esta rutina puede hacerse de forma completa en una cinta de correr o fuera de ella. La duración de los intérvalos de alta intensidad es de 60 segundos y el “descanso” es de 120. Por lo tanto, la relación de trabajo/descanso es 60/120 o 1/2. Lo más recomendable es realizar 5-10 ciclos de intérvalos, dependiendo del tipo de entrenamiento de cardio al que estés habituado o si se realiza el HIIT después de ejercicios de fuerza. La mejor forma de calcular la intensidad más alta que se puede gestionar es a partir de la proporción trabajo/descanso. Los atletas bien entrenados pueden llegar a realizar ejercicios en una relación 2/1, lo que implicaría 120 segundos de trabajo a alta intensidad y 60 segundos de trabajo. ¡Difícil!

Cualquier tipo de ejercicio cardiovascular puede ser utilizado como entrenamiento de intérvalo, pero no es recomendable realizarlos más de un par de veces por semana, puesto que las demandas que requiere en el sistema metabólico y en las articulaciones son significativas. Para los principiantes, lo más recomendable es empezar con ejercicios en la elíptica, ya que es de menor impacto. Nadar, saltar a la cuerda, bicicleta… todo tipo de ejercicios pueden funcionar como modalidades de iniciación.

Correr es un juego de niños comparado con HIIT: la forma más eficaz de quemar grasas en poco tiempo y llevar tu cuerpo a un nivel de condición física superior.

Correr: Cúrate de la rodilla del corredor

Te duele bajo la rótula y las molestias empeoran cuando acabas de correr, sobre todo si llegas a una hora o más y se acentúan al subir o bajar escaleras. Te presentamos algunos ejercicios para evitar estas molestias y para que "cures" la "rodilla del corredor".

La rótula es un hueso "flotante" que se sitúa dentro del tendón rotuliano (el que conecta el cuádriceps con el fémur) y se apoya sobre un surco del propio fémur sobre el que se desplaza al flexionarse la rodilla. Cuando la rótula no está centrada en el surco femoral, al moverse lo irrita, produce dolores y gasta el cartílago que tiene debajo.

Una musculatura poco potente es una de las causas, igual que una mala técnica de carrera y una excesiva rigidez de los cuádriceps. Puedes potenciar tus cuádriceps y ayudar a relajarlos después con estos ejercicios, ayudándote de una banda elástica:

1. Sentadilla con mancuernas


2. Zancada con la pierna de atrás elevada


3. Rodamientos boca abajo sobre cilindro

Acaba colocándote sobre un cilindro de espuma en el suelo, rodando sobre él de forma que masajee tus cuádriceps.

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