“Al final de cada serie siento como el músculo va aumentando de tamaño”,
“un ejercicio mas para bombear”… son comentarios clásicos de los
entusiastas de este principio del culturismo, pero… ¿tiene fundamento?
Si, es cierto, al entrenar con sobrecargas, al finalizar varias series
de un ejercicio (sobre todo cuando se manejan cargas ya significativas)
notarás como el músculo ha crecido de tamaño, está mas voluminoso,
aumenta la vascularización e incluso puedes percibir una limitación en
la movilidad. Muchas personas piensan que esto es una hipertrofia muscular en toda regla y que el músculo comenzará a crecer sin parar cada vez que entrenen la fuerza.
Pero esto es tan solo una ilusión, hay que tener claro que esto es tan
solo un efecto momentáneo, un ajuste, una “huella fisiológica” que
desaparece al poco tiempo de dejar de aplicar la carga de entrenamiento.
Esto tiene su explicación y desde luego, no es un aumento de la masa
muscular, de las unidades contráctiles, este proceso jamás sucede de
forma inmediata, pero no solo esto, sino que además, en contra de lo que
se suele pensar, un excesivo trabajo de congestión muscular limitará el
desarrollo muscular.
Con las contracciones musculares repetidas la demanda metabólica del
músculo aumenta; necesita nutrientes, moléculas para la actividad
metabólica, expulsa productos de desecho, etc., y quien se encarga de
favorecer estos procesos es la sangre, en ella van todos los productos
que el músculo necesita, por tanto, cuando activamos un músculo la
sangre acude allí, es lo que se denomina la “redistribución del flujo
sanguíneo”. Por una parte acude mayor cantidad de sangre, pero además,
debido a la intensidad de las contracciones se produce una oclusión del
flujo, el resultado después de
varias contracciones es que el músculo se llena de sangre y se produce
una congestión muscular local momentánea. Es decir, el músculo aumenta
de tamaño por un aporte extra de sangre que se queda retenida, por esta
razón aumenta su volumen y los capilares de la zona.
Esta estrategia de aumento momentáneo del volumen y la vascularización
del músculo la utilizan muchos culturistas justo antes de salir a
competir. Realizan varias contracciones intensas (normalmente con un
tensor o con una toalla con el compañero) para conseguir bombear sangre
al músculo y salir al escenario con el músculo grande y voluminoso.
Normalmente suelen hacerlo en los músculos del brazo; bíceps y tríceps.
Se puede comprobar como a los pocos minutos de finalizar el entrenamiento, esa sangre sale del músculo y vuelve a su volumen original. Muchos culturistas piensan equivocadamente que este efecto momentáneo produce una hipertrofia duradera, así que vuelven a realizar otro ejercicio más, unas series extras, sin embargo esto tan solo conseguirá agotar
al músculo y reducir su recuperación, ya que estaremos limitando el
riego sanguíneo al prolongar esta congestión muscular local. Y por otra
parte se pasa a un trabajo mas de resistencia a la fuerza que de fuerza
submáxima, el resultado final es un tipo de entrenamiento poco efectivo.
Para resumir y aunque puede provocar cierta confusión, lo cierto es que
la congestión muscular no es la responsable del desarrollo de la masa
muscular, pero sin congestión no es posible la hipertrofia. Os explicaré
esta frase para que así finalmente, tengamos una visión clara de este
principio veterano en el mundo del culturismo.
Para conseguir un entrenamiento suficiente que estimule al desarrollo
muscular, es necesaria una contracción muscular intensa ya que a mayor
intensidad, mayor daño estructural y consecuentemente, mayor
regeneración del tejido muscular y ya apuntaba anteriormente que una de
las causas que produce la citada congestión muscular son las
contracciones musculares intensas, que llegan a producir una oclusión
del flujo sanguíneo, por tanto el que exista una congestión muscular
será indicativo de que se alcanza una contracción lo suficientemente
intensa como para producir el estimulo de hipertrofia deseado. Así que
cuando realices tus series y notes como se produce una congestión
muscular, piensa en que habrás utilizado una intensidad adecuada, el
entrenamiento ha sido efectivo, al final la congestión muscular es solo
un efecto pero no una finalidad. Es más, una vez que se consigue la
congestión, es muy efectivo relajar al músculo, movilizarlo,
“sacudirlo”, con la intención de eliminar esa congestión cuanto antes,
si favorecemos la circulación, conseguiremos que el músculo se limpie de
metabolitos de desechos, elimine acidez, y consiga nuevos aportes de
energía con la sangre nueva, pero si no favorecemos este flujo continuo y
se mantiene la congestión para la siguiente serie, tan solo estaremos
limitando la capacidad de trabajo del músculo y con ello el rendimiento.
Si llegados a este punto, donde el músculo ha recibido su estímulo de
intensidad y se encuentra congestionado, te decides por añadir un
ejercicio más, unas series extras, para continuar con esa congestión
muscular y llenar tu ego viendo como tu músculo se llena hasta notar que
casi explota de sangre, entonces tu ego será muy elevado pero tu
entrenamiento habrá dejado de ser efectivo. Con estas series extras, si,
conseguirás quizás mas congestión pero desde luego no mayor
hipertrofia, conseguirás vaciar al músculo de glucógeno, fatigarlo hasta
la extenuación, llenarlo de ácido láctico, conseguir mayor inflamación y
todo esto, tan solo repercutirá en una recuperación más prolongada, un
sobreentrenamiento, un daño en los componentes estructurales y tu lesión
no tardará en aparecer. Son lo típicos que se tiran horas y horas en el
gimnasio “bombeando” al músculo y al final, no consiguen una
hipertrofia muscular y si un sobreentrenamiento con alguna lesión.
“No entrenes duro, entrena inteligentemente”
Si eres un poco inteligente, consigue tu entrenamiento de alta
intensidad, nota la sensación de la congestión muscular y… finaliza tu
entrenamiento.
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10 de julio de 2013
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