Entrenar para ganar fuerza no es sólo coger muchas pesas y hacer crecer los músculos. Un entrenamiento adaptado a la persona y seguido de manera continua hará que mejore la fuerza y se consigan colateralmente muchos beneficios saludables, veamos algunos:
- Se mejora el sistema cardiovascular: además de hacer que la sangre fluya de un lado a otro de nuestros músculos, limpiandose el sistema cardiovascular, el trabajo de fuerza acelera el metabolismo, que se mantiene activo hasta dos horas después de haber entrenado, lo que significa quemas más grasa y mejorar los nieveles de triglicéridos y colesterol en sangre.
- Se mejora la postura: sin un entrenamiento de fuerza, hay músculos posturales que dejamos de utilizar y pierden tono, lo que se traduce en una peor postura y aparición de dolores por pinzamientos nerviosos o sobrecarga de otros músculos.
- Es bueno para los diabéticos: el trabajo de fuerza utiliza sobre todo el metabolismo anaeróbico láctico, es decir, la quema de azúcares para la obtención de energía. El trabajo adaptado y bien planificado de fuerza para un diabético supone no depender tanto de fármacos y tener más controlados sus niveles de azúcar en sangre.
- Previene lesiones músculo-esqueléticas: los ejercicios de fuerzan mejoran la densidad ósea, disminuyendo el riesgo de fractura. También las articulacioens se ven beneficiadas al estar más protegias por músculos más fuertes, siendo menos propensas a las lesiones.
- Ayuda a prevenir el sobrepeso: crear más músculo significa gastar más calorías al día para moverlos. Esto día tras día supone un gasto calórico importante que revierte en la prevención de la obesidad.
Toda planificación saludable del ejercicio debe contener un programa de entrenamiento de fuerza, que junto con la resistencia y flexibilidad harán que se gane mucho en salud y calidad de vida.