A pesar de las constantes recomendaciones que desde Vitónica hacemos para ejercitar de forma correcta los abdominales, sigue habiendo muchas personas que desarrollan los considerados abdominales de riesgo por el peligro que implican de lesión.
Este tipo de abdominales no tienen en cuenta la morfología y la naturaleza del abdomen, por lo que su realización no será natural, sino que estaremos incurriendo en un movimiento forzado que nos obligará en vez de hacer que el ejercicio se desarrolle con total naturalidad. Lo peor de todo es que mucha gente considera como efectivos este tipo de ejercicios en los que no solamente se implica el abdomen, sino que se ven afectadas otras partes del cuerpo que se trabajan de forma inadecuada.
Desde siempre se nos ha enseñado que los abdominales se trabajaban mediante los consabidos ejercicios en los que nos colocábamos las piernas fijas en un punto con la espalda apoyada en el suelo y los brazos agarran do la cabeza. De esta forma elevábamos el tronco hasta tocar las rodillas con el pecho de manera que sea el abdomen el que trabaje a la hora de elevar el peso. Hasta aquí todo suena bien, pero si nos detenemos analizar este ejercicio nos daremos cuenta de que cometemos varios fallos que nos pueden pasar factura a la larga.
Cuando realizamos este ejercicio normalmente colocamos las piernas fijas en un punto, o bien ancladas a una máquina o bien debajo de un peso para que no se muevan. Esta postura realmente está delatando que las piernas intervienen, ya que si no se hiciera fuerza con ellas no se elevarían del suelo y no sería necesario mantenerlas ancladas. Para comenzar, las piernas se ven afectadas por este ejercicio, y no solamente ellas, sino que el psoas también interviene al realizar el movimiento de rotación de las caderas y hacer fuerza para elevar el tronco. Un movimiento arriesgado que puede afectar esta zona del cuerpo.
Para continuar debemos tener en cuenta que las manos las colocamos detrás de la nuca con lo que esto conlleva para la zona cervical, ya que al elevarnos tendemos a ejercer con las manos una fuerza de empuje que nos obliga a doblar el cuello acabando a la larga por forzar esta zona y poder desarrollar una lesión. Para evitarlo simplemente bastará con colocar las manos al lado de las orejas, evitando que ejerzan fuerza y permitiendo así que la columna se mantenga alineada a lo largo de todo el ejercicio.
La zona del abdomen es otro de los puntos controvertidos de este ejercicio, ya que es donde se debe concentrar todo el empuje, pero en este caso al elevarlo por completo la tensión se distribuye a lo largo de varias zonas del tronco. La parte del psoas se ve afectada, la zona lumbar también y la parte abdominal. De esta manera restamos intensidad al ejercicio además de poder lesionarnos al realizar movimientos tan bruscos. Para evitar esto es recomendable contraer simplemente la parte del abdomen concentrando la presión en esta parte y así trabajar al máximo la zona, para lo que no es necesario despegar todo el tronco del suelo, simplemente debemos contraer los músculos trabajados, los abdominales.
Via: vitonica