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25 de julio de 2009

El invierno no debe ser la excusa para dejar la actividad física

Hacer ejercicio durante todo el año es posible, más aún si se sabe que el cuerpo tiene las mismas necesidades pese a que el clima cambie. Sólo hay que conocer una serie de recomendaciones y tener en cuenta la importancia de entrar en calor e hidratarse La baja de las temperaturas suele ser el pretexto perfecto para abandonar la actividad física y preferir quedarse en casa. Pero ocurre que interrumpir el ejercicio no sólo lleva a un aumento de peso, si no que implica un deterioro del estado físico general.

Las alternativas son dos: quienes prefieren el aire libre, pueden adquirir buenos conjuntos deportivos para hacer frente al frío en las horas de sol. Los otros podrán practicar algún ejercicio bajo techo.

Bueno es saber que en una hora de ejercicio el cuerpo puede perder más de un cuarto del agua que lo compone. Si el agua no se repone el cuerpo no logrará regular su temperatura a través de la transpiración puede deshidratarse.

Entrar en calor y elongar resultan la parte más importante del ejercicio. La entrada en calor aumenta la velocidad de contracción y relajación de los músculos y ayuda a que se recuperen más rápido entre las prácticas. Obviarla puede ser causa de desgarros o lumbalgias.

La elongación devuelve al sistema muscular su flexibilidad y alivia tensiones, además de contribuir a la relajación física y mental.

Las actividades al aire libre además de los beneficios que conlleva practicarlas, el hecho de que se traten en su mayoría de deportes en equipo incluyen incentivos adicionales, como el encuentro con otros.

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