1. Introducción.
El propósito del presente artículo es dar a conocer, mediante la revisión de la literatura consultada, los múltiples beneficios que aporta el ejercicio físico aeróbico en personas que padecen algias raquídeas, especialmente en la región lumbar.
2. El dolor lumbar: Algunas consideraciones.
El dolor de espalda, fundamentalmente en la zona lumbar, es la dolencia músculo-esquelética más padecida por la población adulta (más del 70% en países desarrollados). El dolor lumbar es multifactorial en el que interactúan numerosas variables como son los factores individuales-sociodemográficos, factores psicosociales, factores ocupacionales, en los que contribuyen, a su vez, la genética y los modelos biomecánicos.
3. Beneficios del ejercicio físico aeróbico (en general), ante algunas de las causas que provocan el dolor lumbar:
En este apartado se describen algunos de los factores mencionados anteriormente y cómo el ejercicio físico aeróbico favorece la prevención y disminución de las algias raquídeas en función de las investigaciones realizadas en la temática.
- En cuanto a la inactividad:
Las personas con dolor crónico de espalda, sobre todo en la zona lumbar, a menudo manifiestan intolerancia para la actividad física, lo que conlleva a su vez, a un menor movimiento en las actividades de su vida diaria. Si esta reducción de la actividad física de la persona es prolongada, puede causar cambios fisiológicos en su organismo como el descenso de la masa muscular y del metabolismo, así como el aumento del porcentaje graso y del peso corporal. Estos cambios fisiológicos que suelen aparecer por la inactividad complican el problema inicial del dolor de espalda y, como en otras patologías, el desuso puede provocar una causa adicional en el desarrollo del dolor crónico lumbar 42.
Por tanto, el ejercicio aeróbico ya no es sólo un factor importante en la prevención de la lumbalgia, sino que también lo es en el tratamiento de esta afección, evitando los efectos negativos que produce, concretamente, la inmovilización o la inactividad física sobre el cartílago articular y, de forma general, sobre la columna vertebral.
- En cuanto a la mejora de la condición física:
Protas revisó las investigaciones en esta área y encontró que se habían conseguido mejoras significativas de la capacidad aeróbica en la mayoría de los estudios que se realizaban programas de rehabilitación bajo ejercicios aeróbicos en personas con lumbalgia.
- En cuanto al umbral del dolor:
Se ha demostrado que el trabajo aeróbico mediante ciclismo y carrera se asocian a un efecto analgésico, indicando que la realización del ejercicio practicado durante 12 semanas en una intensidad mayor del 70% del VO2máx, se asocian a aumentos en el umbral del dolor, así como en disminuciones de la percepción del mismo.
Además de la realización de ejercicio físico para la recuperación o prevención de algias raquídeas, si queremos llegar más allá del aspecto puramente terapéutico, lo ideal sería que el paciente realizara ejercicio físico como ocupación de una parte del tiempo libre, cubriendo los objetivos del entrenamiento o recomendación médica, para proporcionar una mayor sensación de bienestar y generar beneficios para la salud de la persona.
En definitiva, la actitud positiva del paciente debe ser la consecuencia de una buena motivación y autoconfianza durante el proceso de recuperación del dolor.
- En cuanto al consumo de tabaco:
Se ha comprobado que ante las nefastas consecuencias del consumo de tabaco, el ejercicio físico aeróbico actúa de manera importante en el transporte de oxígeno, favoreciendo la nutrición del disco intervertebral, a la vez que disminuye, en cierto grado, la desnutrición vertebral producida por dicho consumo.
- En cuanto a la obesidad:
Como se comentó anteriormente, también los modelos biomecánicos pueden desarrollar algias raquídeas. En este sentido, cabe destacar la relación existente entre el dolor de espalda y la obesidad, puesto que diversas investigaciones han manifestado que la obesidad es un estado que afecta a la biomecánica de la columna vertebral y aumenta el riesgo de sufrir una lumbalgia. Por ello, para las personas que sufren de obesidad se aconseja la realización de actividades aeróbicas de baja intensidad y con una duración de más de 30 minutos, para facilitar la eliminación de tejido adiposo y favorecer la pérdida de peso corporal.
4. Prescripción del ejercicio físico.
En cuanto a la prescripción del ejercicio físico, se han de diferenciar tres etapas en función de la progresión del dolor de espalda. Primeramente se desarrollará la fase aguda, seguida de la subaguda y posteriormente, la fase crónica.
5. Conclusiones.
Están muy documentados los beneficios que aporta el ejercicio físico en el mantenimiento y la prevención de la salud de las personas, siempre y cuando sea adecuado en tiempo, intensidad y recuperación. Concretamente, el ejercicio físico aeróbico se prescribe en la mayoría de los casos en los que existen riesgos cardiovasculares, como pueden ser: obesidad, sobrepeso, hipertensión arterial, diabetes tipo II, colesterol alto, arteriosclerosis, etc.
En base a la revisión de la literatura consultada, se puede decir, que es necesaria la realización de ejercicio físico aeróbico como complemento de los ejercicios específicos de extensibilidad, fortalecimiento, movilidad articular, concienciación postural y propiocepción, que se vienen haciendo en los diferentes programas de intervención para la recuperación del dolor lumbar, al haberse comprobado que, a pesar de los síntomas continuos de dolor, este tipo programas y ejercicios mejoran la condición física de la persona, facilitando el desarrollo de sus actividades de la vida diaria.
A su vez, el necesario que el terapeuta sea el que prescriba el ejercicio físico específico e individualizado en función de las características del paciente (fase de la lesión en la que se encuentra, factores sociodemográficos, disciplina deportiva que practica, …), junto con el profesional del ejercicio físico como coadyuvante, para que su tratamiento sea óptimo, eficiente y eficaz.
Via: feda