Cuando estamos ejercitándonos y sentimos que ya no podemos más, hay una razón: estamos deshidratados. Estar bien hidratados es la forma más fácil e importante de asegurar un buen rendimiento. ¿Quieres saber cómo hacerlo correctamente?
Por: Lourdes Mayol, M.Sc. Asesora Científica para Latinoamérica del Instituto Gatorade de Ciencias del Deporte
La hidratación es crítica para todas las funciones del organismo. Alrededor del 60% de nuestro cuerpo está formado por agua (42 kg para un individuo de 70 kg) y es la encargada del transporte de sustancias a través del cuerpo, la eliminación de productos de desecho, de lubricar las articulaciones, dar estructura y forma al cuerpo, además de ayudar en el control de la temperatura. Con tantas funciones tan importantes, es de esperarse que la deshidratación haga más difícil que el cuerpo funcione adecuadamente.
Cuando nos ejercitamos, el 75% de la energía que estamos gastando se convierte en calor y sólo la cuarta parte sirve para generar movimiento. Esto quiere decir que si una persona gasta alrededor de 400 kcal en una sesión de entrenamiento, sólo 100 kcal se utilizaron para realizar los movimientos y las 300 kcal restantes se disiparán en forma de calor. Si nuestro organismo no tuviera la capacidad de eliminar este calor, en cuestión de minutos haciendo ejercicio se llegaría a temperaturas letales.
El calor generado en los músculos será transportado por medio de la circulación hacia el núcleo del cuerpo, donde se encuentran el corazón, los pulmones, los órganos abdominales y el cerebro, elevando la temperatura central. De aquí se enviará la sangre hasta la superficie de la piel, dándose la sudoración. El sudor que está en la piel absorbe el calor que viene de adentro del cuerpo para alcanzar una temperatura que le permita evaporarse, ocasionando un efecto de enfriamiento. Por lo tanto, la evaporación del sudor tiene la ventaja de que nos ayuda a mantener nuestra temperatura, pero al mismo tiempo puede llevarnos a la deshidratación si no se remplazan los líquidos perdidos.
La deshidratación produce fatiga temprana y sobrecalentamiento debido al suministro inadecuado de sangre. Esta es la razón por la cual la deshidratación reduce el rendimiento físico, disminuye la capacidad mental e incrementa el riesgo de complicaciones relacionadas con el calor. Al perder inclusive una pequeña cantidad de líquidos corporales (p.ej. 1% de peso corporal) se puede reducir el rendimiento.
Via: runners