La botella de agua es un clásico del gimnasio, todos solemos llevar una a cuestas incluso la mantenemos durante meses. Una botella normal de PVC, con el tiempo puede degradarse y disolverse en el agua que tomamos, produciendo toxinas perjudiciales para la salud.
De ahí este consejo, cambiar la botella de agua con frecuencia, sobre todo si le da mucho el sol. Si en el gimnasio hay una fuente no hay problema, pero muchos prefieren su propia botella. Los bidones de ciclismo son otra opción, ya que suelen estar hechos de un mejor plástico que las botellas y no tienen ese problema.